La compañía dirigida por Cosme Catalán planifica ya las siembras en Castilla y León.
La superficie de cultivo se mantendrá, e incluso subirá en determinadas zonas productoras. Este año las variedades para lavado son las que mandan

La apuesta de Interagro por la patata española se está traduciendo en un doble cultivo en zonas productoras como la de Cartagena. Ya en agosto comenzaron las siembras de un tubérculo que se está recogiendo ahora, mientras que la segunda plantación comenzó en diciembre y se ha prolongado hasta finales de enero. Se arrancará a partir de finales de abril y la patata se seguirá sacando al mercado durante los meses de mayo y junio, hasta enlazar con la campaña de Castilla y León.

La compañía dirigida por Cosme Catalán afronta el nuevo año con la experiencia acumulada de lo que sucedió en 2020, con una hostelería que adquirió muy poca patata en comparación con ejercicios anteriores, y con una demanda que se trasladó al canal de alimentación, fundamentalmente supermercados e hipermercados.

Esa es la razón que ha llevado a la empresa a incidir en las variedades de lavado, que son las que se corresponden con los gustos del consumidor. En la segunda siembra de Cartagena, se están plantando Soprano y Lucinda entre las variedades blancas y Memphis entre las rojas.

Planificar las siembras

La campaña de siembras se plantea por zonas productoras, pero también de forma global, de modo que se puedan atender los diferentes compromisos de forma continuada. Las decisiones se adoptan después de hablar con los diferentes clientes, que en el caso de industria y hostelería viene rebajando en torno al 10% sus expectativas de negocio.

Las últimas siembras, las acometidas en Cartagena, se han realizado después de suscribir los contratos correspondientes con los agricultores, al mismo tiempo que se han ido cerrando acuerdos con los diferentes clientes, “lo que nos permitirá amortiguar las posibles oscilaciones a lo largo de la campaña”.

A pesar de que el año pinta muy mal para la economía española en su conjunto, lo cierto es que el año pasado el consumo de patata no se he resentido, lo que permite prever que se mantenga la superficie de cultivo; incluso el incremento de superficie en determinadas zonas, sobre todo teniendo en cuenta los problemas de calidad que van presentando algunas partidas de patata francesa. De hecho, Interagro aumentará la superficie en cerca de un 10% en algunas zonas, con el objetivo de adelantar cosechas y frenar al producto llegado desde el otro lado de los Pirineos.

Al mismo tiempo, esas cosechas más adelantadas en el sur de la península tendrán su reflejo en Castilla y León, donde ya se está organizando la adquisición de variedades y se está analizando cuáles son las superficies disponibles.

La idea en Castilla y León es empezar a sembrar antes para, igual que en el sur, adelantar las cosechas, en un movimiento que también incluye alargar los arranques al final del ciclo y, de este modo, conseguir que el mercado español dependa menos de la importación. La planificación de las siembras va ser la piedra angular de su estrategia empresarial.

Cabe prever una evolución del mercado similar a la del año pasado, con un incremento de la demanda doméstica y, por otro lado, una industria y una hostelería que prevén una disminución del consumo en torno al 10%. Esto plantea la cuestión de qué puede suceder en caso de que la pandemia evolucione mejor de lo previsto y esos sectores tengan buenos resultados. “En esa situación acudirán al mercado libre, más allá de lo acordado con nosotros; por esa razón también hemos previsto una parte de superficie destinada a mercado libre, de modo que podremos atender esa demanda imprevista en caso de producirse”, apunta Catalán.

La patata de siembra se trae fundamentalmente desde Holanda. Se sacará de las cámaras quince días antes de la plantación para que pregermine, al margen de cómo se esté portando el tiempo atmosférico.

Las variedades tempranas que más va a poner en Castilla y León son Ambra y Colomba. Más adelante, pensando en el mercado de lavado, se sembrarán Soprano, Lucinda y Monalisa, mientras que entre las variedades de piel roja destaca Memphis. Además, las variedades orientadas a industria son Agria, Hermes y Lady Amarilla.

Comercialización

“El agricultor está percibiendo que somos una buena opción que le facilita la vida a la hora de producir patata, puesto que le proporciona la semilla, le asesora durante el cultivo y se encarga de la comercialización, de modo que el productor tiene garantizado su margen”, recalca Cosme Catalán.

La venta de las patatas es un factor de incertidumbre para el productor; los mercados son inestables incluso dentro de una misma campaña. Por eso Interagro se encarga de comercializar las patatas de sus agricultores, “negociando desde una posición de solidez para conseguir siempre el mejor precio posible”.

El trabajo de Interagro se basa en valores como la fidelidad y la confianza; tanto los agricultores colaboradores como los clientes tienen en la compañía a un compañero de viaje fiable. Del mismo modo que el productor conoce las condiciones de compra en el momento mismo de sembrar, el cliente de Interagro cuenta con el compromiso de que se le suministrarán las cantidades acordadas, en el plazo y con la calidad requeridas.

Esta confianza “forma parte de la filosofía que está detrás del nacimiento de Interagro como compañía empeñada en contribuir a la estabilidad de un sector que tradicionalmente ha estado marcado por la incertidumbre”, como señalan desde la compañía.

Mayor profesionalización

El futuro del cultivo solo puede pasar por alcanzar mayores cotas de profesionalidad, lo que ha llevado a Interagro a ponerse como meta que el 100% de su producción esté amparado por la norma de calidad GLOBAL GAP. Esta apuesta por la calidad descansa en la convicción de que la competitividad no solo se refiere al precio del producto, sino sobre todo a las condiciones en que se lleva hasta el comprador. Además, las normas de calidad son cada día más importantes para salir al mercado exterior, máxime en un escenario internacional tan complejo como el actual.

Esa mejora de la calidad también se persigue mediante el acompañamiento al agricultor a lo largo de todo el ciclo de la patata, desde que planifica las siembras, pasando por fertilización y sanidad, hasta la cosecha. Para ello Interagro cuenta con un equipo técnico muy especializado, además del apoyo de herramientas de gestión que permiten un continuo seguimiento del cultivo. Esto incluye completar el cuaderno de campo desde el propio teléfono del agricultor, con una completa información de todo lo que sucede en cada una de las parcelas.

Gracias a esta herramienta dispone de los mapas de toda la explotación, puede beneficiarse de la geolocalización del móvil para diferentes áreas y, por ejemplo, incorporar al sistema todo tipo de datos de las labores que va realizando, incluso sin tener cobertura.

En fase de expansión

Interagro está en pleno periodo de crecimiento, y de hecho mantiene abierta la puerta a agricultores de sus zonas de actuación principales: el Campo de Cartagena (con un radio de acción que llega hasta la provincia de Albacete) y Castilla y León, principalmente las provincias de Zamora, Salamanca y Valladolid.

La compañía ofrece al agricultor una fórmula de trabajo conjunto, que le permite sortear los dientes de sierra que tradicionalmente afectan al precio del tubérculo. Es nuestra aportación a la estabilización del mercado.

Además de una colaboración técnica que abarca toda la vida del cultivo, Interagro ofrece la firma de un contrato, que respetarán las dos partes: la empresa mantendrá el precio establecido y el agricultor se compromete a obtener una patata con los estándares de calidad requeridos.

“El agricultor puede contar con nuestra ayuda en todo momento y debe ser exigente consigo mismo; no pensar que al firmar un contrato ya tiene la patata vendida, sino esforzarse por obtener la calidad que nos demandan nuestros clientes”, subraya Cosme Catalán.