Ya se puede dar por finalizado el año para la patata española y las compañías cuya actividad abarca toda la geografía de la península comienzan a planificar la próxima campaña. Es el caso de Interagro de Patatas, cuyos colaboradores del Campo de Cartagena llevan dos semanas plantando el tubérculo que cosecharán a partir de abril.

El director de la empresa, Cosme Catalán, ha iniciado los contactos con sus clientes para calcular la demanda que deberá atender en 2021. Es el paso previo de toda labor de planificación, que tiene un segundo momento al escoger suelos y variedades.

Hay que prestar atención al perfil de los agricultores colaboradores, a sus tierras, a las rotaciones y a los tipos de patata que se ajusten a los diferentes destinos. Su grado de precocidad es importante, como lo es su capacidad para aguantar en cámara o almacén en espera del momento de llegar al mercado.

Pero con una matización: Catalán apuesta con claridad por la patata nueva, que es la que aún no se ha sometido a un tratamiento con productos antigerminantes. Esa patata nueva es la que reúne las condiciones idóneas para satisfacer a una demanda cada día más exigente.