Desde su nacimiento, Interagro de Patatas ha apostado por la patata recogida a mano, que es la que sufre menos y se paga mejor.

Esa política se mantiene a lo largo de todo el año, con la única excepción de aquellos periodos en los que resulta difícil encontrar cuadrillas de trabajadores. Por ejemplo, cuando la campaña de recogida coincide con la vendimia en Castilla y León.

Es en ese periodo cuando la compañía busca las opciones de maquinaria más respetuosas con el tubérculo, sobre todo las que suponen menos caídas y menos ángulos en el recorrido a lo largo de la máquina. La prioridad es evitar lo más posible unos golpes que irán en contra del producto y de su presentación ante operadores y consumidores.

El criterio de dar preferencia a la patata recogida a mano evita problemas como los que se van a dar en relación con el tubérculo francés de la campaña 2020. La patata del país galo cuenta este año con un porcentaje de materia seca algo superior al de otros años, una composición que ha ocasionado daños mecánicos a numerosos tubérculos durante la recogida.

“El problema de esa patata es que, al ser de conservación, a medida que pasen los meses los efectos de esos golpes se agravarán”, destaca el director de Interagro, Cosme Catalán.